Preludio de mi alma
El mar, el piano y los violines
me toman las cuerdas vocales
y mi pecho se ciñe de tal forma que me falta el aire.
En el preludio de mi alma callada y silenciosa
el mar me imanta,
me siento espíritu que divaga en éxtasis...
Oh! aguardo y pienso,
que la decisión desnuda se reafirma mítica
en un plano de sal y de ascenso...
Esther Gladys Noriega
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